domingo, 16 de abril de 2017

El Profesor y Sus Alumnos


El Profesor y sus alumnos


Había una vez un ladrón malvado que huyendo de la policía llegó a un pequeño pueblo llamado Sodavlamaruc donde escondió lo robado y se hizo pasar por el nuevo maestro y comenzó a dar clases con el nombre de Don Pepo.


Como era un tipo malvado gritaba muchísimo y siempre estaba de mal humor. Castigaba y regañaba a los niños constantemente dejando en constancia que no les tenía paciencia y que no los quería ni un poquito. Al terminar las clases sus alumnos salían siempre corriendo. Hasta que un día Pablito uno de los más pequeños en lugar de salir se le quedó mirando en silencio. Entonces él niño acercó una silla y se puso de pie sobre ella. El maestro se acercó para gritarle pero en cuanto lo tuvo a tiro Pablito saltó a su cuello y le dio un gran abrazo. Luego le dio un beso y huyó corriendo sin que al malvado le diera tiempo a recuperarse de la sorpresa.

A partir de aquel día el niño Pablito le daba un abrazo por sorpresa en cualquier despiste del profesor gruñón y salía corriendo antes de que le pudiera pillar. Al principio el malvado maestro se molestaba mucho pero luego empezó a parecerle gracioso. Y un día que pudo atraparlo le preguntó por qué lo hacía:
- Creo que usted es tan malo porque nunca le han querido. Y yo voy a quererle para que se cure aunque no le guste.

El maestro hizo como que se enfadaba pero en el fondo le gustaba que el niño le quisiera tanto. Cada vez se dejaba “sorprender” por los abrazos más fácilmente y se le notaba cada vez menos gruñón. En un día de clases noto que uno de los niños llevaba varios días desanimado y muy triste entonces decidió alegrarle el día dándole él mismo un fuerte abrazo.

En ese momento todos en la escuela comenzaron a aplaudir y a gritar
- ¡Don Pepo se ha hecho bueno! ¡Ya quiere a los niños!
Y todos le abrazaban y lo celebraban. Don Pepo estaba tan sorprendido como contento.
- ¿Le gustaría darnos clase siempre y quedarse con nosotros?
Don Pepo respondió que sí aunque sabía que cuando lo encontraran tendría que volver a huir. En ese momento aparecieron un grupo de policías y junto a ellos Pablito llevando las cosas sustraídas de Don Pepo.
- No se asuste Don Pepo. Ya sabemos que se arrepiente de lo que hizo y que va a devolver todo esto. Ahora que ya quiere a los niños ya puede quedarse aquí dando clases porque ya está curado.

Don Pepo no podía creérselo. Todos en el pueblo sabían desde el principio que era un ladrón y habían estado intentado ayudarle a hacerse bueno. Así que decidió quedarse allí a vivir para ayudar a otros a darle la vuelta a sus vidas malvadas como habían hecho con la suya. Y así dándole la vuelta entendió por fin el rarísimo nombre de aquel pueblo tan especial y pensó que estaba muy bien puesto.

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